domingo, 12 de febrero de 2012

DESAPRENDER - REINVENTARSE

Vivimos una época difícil, parece que aún no ha llegado lo peor y encima todo es bastante imprevisible. Hay mucha crispación e indignación, mucho enfrentamiento y un incipiente deseo de cambiar las cosas…pero…¿qué cosas?, ¿cómo se cambian?, ¿a que cambiamos?.

Llevamos un tiempo escuchando mucho (es curioso que un banco se haya aprovechado de ella para sus camapañas) la palabra desaprender…y ahora cobra mucha fuerza otra: reinventarse.

Parecen los dos pilares del cambio, las referencias de hacia donde podemos ir en estas circunstancias y en este momento.

Somos “hijos” de una sociedad, una cultura y unos valores; Hemos crecido con ellos, nos los han inculcado y aunque creamos que los superamos, estamos condicionados inconscientemente por todos ellos. Mis padres, los padres de mis padres, sus respectivos padres y así hasta dos o tres siglos atrás, vivieron prácticamente de la misma manera: El campo, el trabajo manual, servirse de animales para el transporte, servirse del fuego para calentar y utilizar la palabra para comunicarse. De repente, en cuestión de menos de un siglo, todo eso cambió. Ya no podía haber analfabetos, porque todos tenemos derecho a una “educación”. Ya no sólo se puede vivir del campo y del trabajo manual. Las máquinas que tanto miedo daban, ahora son instrumentos al alcance de todos. No necesitamos fuego para calentar, ni ir a la fuente a por agua. Nos podemos comunicar a largas distancias y viajar por todo el mundo. Pero el principal cambio, el mas importante…que nuestros hijos no tendrían que trabajar con doce años, que aprenderían no solo a leer, escribir y los reyes godos…sino que irían a la universidad, después de crecer felices, sin preocupaciones y teniendo una infancia llena de juegos, amigos e inocencia. E ir a la universidad es la clave del éxito, del triunfo…de no tener callos en las manos y enfermedades prematuras para sacar una familia adelante, porque así lo aprendimos y así nos lo enseñaron. De reciclar ropa, instrumentos y mas adelante libros y material, se pasó a tirar a la basura y comprar nuevos, se pasó a llenar el salón de la casa de regalos el día de reyes y a comprar bollycaos todas las tardes. Ya no se veía cine una vez cada dos meses cuando venía al pueblo, ahora íbamos todos los sábados. Televisión, videos, apartamentos en la playa. ¿Quién lo iba a decir hace unas décadas, después de una guerra y una época de hambre y escasez?. El capitalismo y el sistema ha llegado para darnos la “felicidad”, pero nosotros lo vamos a disfrutar mas porque a nuestros hijos le vamos a dar algo mejor, una vida aún mucho mejor.

Fríamente, es obvio e inevitable…mientras te estén diciendo que nada se agota y que todo es posible…, el dinero es papel y monedas que se pueden fabricar…es más, ya ni eso, ahora son tarjetas de plástico y números virtuales. Además, te lo prestan, te lo dejan…y ya lo devolverás poco a poco y cuando puedas. Todo es posible en este sistema, en este mundo…y la felicidad la tienes en tu mano: Estudia algo con “salidas”, un buen sueldo, una bonita casa, una pareja para tener hijos y compartir prestamos…y así hasta el final. Ya está. Así crecimos, así aprendimos, así estamos.

Pero de repente esa felicidad no existe. No existen las “salidas”, ni los buenos sueldos, ni siquiera hay trabajo aunque hayas estado en la universidad. Las parejas se rompen. Se rompen porque la libertad de un sistema que te hace creer que puedes subsistir y ser feliz por ti mismo, hace que no creas que necesites a nadie. Se rompen porque en tu infancia eras feliz y ahora te aburres. Se rompen porque resulta que no es lo que veíamos en las películas. Antes a lo mejor se casaban y vivían juntos por muchas razones que no tenían que ver con el amor…, ahora solo creemos en el amor, porque vivimos en una sociedad “feliz” y “educada”.

¿Y ahora qué?.

Pues ahora no queda mas remedio que despegarnos de todo eso que aprendimos, de todo eso que creíamos era el camino y la felicidad. Ahora todo lo que nos enseñaron no sirve de nada, porque jamás sirvió de nada. Nos alienaron para ser todos iguales, nos metían en clases de cuarenta chicos a aprender exactamente lo mismo y de la misma manera, porque daba igual que tuvieras mas talento e intuición para el arte, la música, el trabajo manual, el deporte o las matemáticas…al final, solo era una nota mas, para pasar de curso, llegar a BUP y luego a COU y luego a la Universidad. Ese era el camino, el camino de los “buenos”, “aplicados”, “listos”…el camino correcto. Haz una carrera con “salidas”. ¿Ves lo que hemos luchado todos para que tu tengas esta oportunidad única?, hemos diseñado tu futuro y tu vida para que seas feliz.

Pero esa felicidad ahora no existe. Y casi en la mitad de nuestra vida, tenemos que plantearnos que hemos andado un camino que no lleva a ningún sitio. Ese destino que nos prometieron y enseñaron, no existe. Ahora tenemos que empezar de nuevo a construir nuestro camino, como niños, como adolescentes…, ahora tenemos que replantearnos que queremos ser de mayor y hacia donde queremos ir. Desaprender y reinventarse.

No sé que pasara. Leo y releo “1984”, “Un mundo feliz”…veo “Farenheit 451” o “Matrix”…y parece claro, siempre lo han visto, es evidente…pero seguimos sin enfrentarnos al gran hermano y sin tomarnos la pastilla.

Suceda lo que suceda solo hay una cosa clara: estaremos equivocados. Esa es la realidad, porque todo es un paso mas hacia el siguiente. El error lleva al crecimiento, porque es la única manera de aprender de verdad. Pero siempre hay miedo al cambio, a lo desconocido. Por eso es difícil reinventarse y desaprender.

Algunos dicen que llega la época del amor y el cariño, la vuelta a apreciar al prójimo y a la naturaleza, el reencuentro con lo sensible y la caída de lo material. No lo sé tampoco. Suena muy bien, pero igual que sonaba bien aquella vida que nuestros padres construyeron para nosotros.

Yo estoy tratando de desaprender, llevo dos o tres años en ese proceso. Estoy tratando de reinventar mi camino, mi talento o mis cualidades…pero una cosa no va a cambiar…yo seguiré soñando…con vosotros, porque es en lo único que creo, en los sueños, lo único nuestro, de verdad, que nadie nos puede quitar, que generamos nosotros mismos y que nos proporciona felicidad, a nosotros y a quienes nos rodean.

SEGUIMOS SOÑANDO.

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