Ya he hablado muchas veces en este blog sobre el concepto y
el sentimiento de AMOR. Es un tema bastante recurrente en reflexiones profundas
ya que parece un motor de motivación e ilusión en el ser humano.
Después de varios meses en los que divorcios, separaciones y
“desamores” han copado mis “terapias” con amigos o conocidos, superando ya
ampliamente las frustraciones profesionales y el vacío existencial, me gustaría
hablar de un concepto o teoría sobre el origen de este sentimiento y necesidad.
Los que mas o menos me conocéis o habéis leído mi blog en
los años anteriores, sabéis que tengo un concepto muy concreto y especial de lo
que es el AMOR y AMAR. Básicamente mi
reflexión se resumía en que entiendo que la mayoría de las personas buscan (y
lo buscan en mí también) “algo”, un “concepto” basado en una necesidad que
necesitan cubrir; basado en las circunstancias y situación de cada uno…
encuentran algo en otra persona que cubre vacíos que tienen que ver con la
falta de aceptación en uno mismo de determinadas cosas concretas. Por eso,
cuando ese “algo”, “concepto” o “necesidad” deja de ser importante, ya se ha
cubierto o no es necesario, las personas se dan cuenta de que hay una “persona”
detrás de aquello que buscaban, y es cuando las relaciones ya no funcionan, y
se refugian en que u otra persona ha cambiado o es que “todo” ha cambiado,
cuando la principal razón, por encima de todo, es que uno mismo cambia y
evoluciona y ya no busca en otro lo que necesitaba.
Por eso mi concepto se basa en que el amor no es una
búsqueda ni una necesidad, es simplemente un impulso vital, humano, de desear
“felicidad” y “todo lo bueno posible” para alguien, por encima de cualquier
razón o circunstancia, por el simple hecho de que entiendes que ese ser merece
lo mejor porque proporciona al mundo y te proporciona a ti cosas especiales y
diferentes. Cuando una persona nos hace sentir mejores a nosotros mismos, es
porque motiva en nosotros deseos que no tienen que ver con el egoísmo ni con
nuestros problemas o traumas, sino con solo deseos que podemos considerar
positivos. Es decir, hace nacer en
nosotros sensaciones, ideas y sentimientos…, no cubre o pone parches o ayuda. Amor
como algo nuevo, como complemento, como extra que anima a vivir, a aprender, a
experimentar, a liberar barreras. Algo
que te genera nuevas necesidades vitales, no que cubre las que crees que no
tienes. Y por supuesto, todo este
pensamiento tiene una conclusión, tal vez la más polémica… esa en la que creo:
Amar es desear la felicidad de otra persona, por encima de tus necesidades…y
comprender, en el momento, que si tu no eres capaz de proporcionar esa
felicidad ni eres a lo que aspira, ni sus circunstancias y características
encajan para que compartas parte de su vida, renunciar de alguna manera a tus deseos
de hacerlo, y tomar la decisión de manera alegre y normal porque eres
consciente de que es lo mejor para la persona que deseas que sea feliz.
Y expuesto este extenso resumen, vamos al concepto que
quería compartir, el ORIGEN. En el fondo es algo que ya he hablado
anteriormente, cuando teorizaba sobre el concepto de que todo nace y muere en
nosotros. El AMOR no es algo que flota en el aire o que cupido lleva en su
flechas, no es un ente con entidad
propia que nos atrapa o contagia. Lo que entendemos como AMOR, en las distintas
formas explicadas antes, es un impulso generado y creado por nosotros. Nadie
nos ENAMORA, ni el AMOR nos alcanza…, somos nosotros los que generamos ese
sentimiento. Al igual que todos los demás, la frustración, odio, ira, envidia,
pasión, compasión… son todo reacciones impulsadas por nuestro ser,
características, circunstancias y aprendizaje.
Entendiendo esto, es fácil comprender que todos nuestros
“problemas” amorosos tienen que ver directamente con nuestras necesidades,
miedos y aceptación, y no con la “otra” persona. Esa “otra” persona motiva en
nosotros una serie de reacciones, pero son reacciones que nacen en nuestro
interior. Si provoca reacciones nuevas, excelente…, pero por desgracia, no
suele ser lo habitual, porque no solemos estar totalmente abiertos, siempre hay
barreras y expectativas. Por eso es
fácil, que cuando estamos decepcionados o frustrados porque una “relación” no
proporciona lo que NOSOTROS deseamos, y ya no cubre esa necesidad que en su día
era tan vital, echemos la culpa a esa “otra” persona, porque si antes gracias a
ella yo era feliz, ¿por qué ahora no?..., la culpa debe ser suya, y si no es
suya, es que “las cosas cambian”. Todo
excusas para no enfrentarnos a nosotros mismos y nuestras carencias.
La realidad es que las personas cambiamos. Nuestras
cualidades, características y circunstancias evolucionan, cambian, se mueven…
(si hasta las piedras y rocas cambian, ¿como no lo vamos a hacer nosotros?).
Por eso nuestros impulsos y necesidades varían. Lo que entendemos como AMOR es
probablemente algo que nosotros provocamos porque lo necesitamos…, porque
necesitamos una motivación o razón para apoyarnos en ello y seguir hacia
delante. Hay que asumir que aunque en un
momento dado de nuestra vida hayamos estado completamente convencidos de que
somos ASI y de que QUEREMOS ALGO, eso puede variar, y no tiene que ver con
falta de personalidad ni con falta de convicción, y aunque sea difícil aceptar
que tal vez estábamos equivocados (que no es así, porque en su momento lo
vivíamos como un acierto), debemos comprender que es natural y seguir fluyendo
en nuestras vidas aceptando esos cambios y circunstancias.
De ahí que nosotros nos provoquemos amor por una persona,
por una profesión, por un arte, por un hobby. Es exactamente lo mismo… un deseo
impulsado por una necesidad interior.
Probablemente todo esto lo pueda resumir en que nada ni
nadie te ENAMORA. Es algo que haces TU. El principal motor y razón de todo
somos nosotros y como consecuencia todo lo externo simplemente puede motivarnos
o no. Por eso creo que nunca debemos perder el control sobre esa idea, no
debemos anularnos con dependencias de otros seres o cosas. Amar no significa
cubrir carencias ni depender, no significa olvidarnos de nuestra esencia y de que
podemos cambiar, y empeñarnos en que como tomamos una decisión una vez,
convencidos, debemos mantenerla porque si, porque nos da miedo cambiar y no
volver a sentirnos como entonces.
Y claro, el principal argumento para entender el AMOR y
saber vivirlo y disfrutarlo, algo que habéis oído millones de veces pero que os
empeñáis en no cumplir: Solo sabrá AMAR alguien que es capaz de amarse con
locura a uno mismo. Y eso solo se consigue aceptando lo que somos y aceptando
que cambiamos.
Yo AMO el talento, AMO los sueños, AMO a las personas cuando
abren su mente y espíritu, AMO amar. Yo AMO seguir soñando…
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