En estos tiempos pesimistas son muy recurrentes las conversaciones sobre sueños e ilusiones, sobre la necesidad de motivación y caminos correctos.
No me canso de decir, gritar y demostrar que los sueños son el motor de la vida. De que podríamos perder todo, pero jamás nuestros sueños, porque es algo que nada ni nadie nos puede arrebatar. Pero el principal enemigo de los sueños son las expectativas y aquí es donde nace esta discusión.
Tendemos a crearnos expectativas por todo…y el problema de las expectativas es que acaban produciendo uno de los peores sentimientos y sensaciones: la frustración.
Hablando sobre este asunto siempre me encuentro con que la mayoría de las personas relacionan sueños con expectativas, y que los sueños son los que crean la frustración al no cumplirse.
Lo especial de un sueño es el camino, es el proceso, es la ilusión de perseguirlo, de llegar hasta ello, un objetivo al partir del cuál no existe nada mas, no hay consecuencias, los sueños no deberían tener consecuencias.
Pero siempre queremos ir mas allá y ahí surgen las expectativas, y en mi opinión ahí esta el error.
Mi sueño, por ejemplo, es contar historias para llegar a las personas, a su alma de alguna manera, para provocar sueños y motivación, para dar un sentido mas agradable a su vida; Pero inevitablemente me estoy creando expectativas, desde siempre…, quiero hacer cine, llegar a millones de personas, tener la posibilidad de trabajar con grandes profesionales que admiro, la posibilidad de hacer lo que hacen otros, porque si llego a cumplir mi sueño, entonces espero otras muchas cosas…creo que voy a ser feliz en el momento en que llegue a ese punto…y me equivoco terriblemente. Eso no me va a hacer feliz, ya quiero hacer todas esas cosas que creo me llegaran en el momento en que cumpla mi “sueño”.
Las cosas tienen que empezar por la honestidad con uno mismo sin esperar nada…, si yo quiero y amo a alguien, mis actos solo deben ir encaminados a actuar deseando lo mejor para esa persona, sin esperar nada a cambio…porque en el momento en que esperamos recibir algo fuera de nosotros por nuestros actos, estamos creando expectativas, y nos arriesgamos a la decepción y frustración. “Si yo le hago este regalo o hago esto por ella…seguro que entenderá mi amor y me querrá igual que yo a ella”… eso es una expectativa que la mayoría de las veces genera frustración y decepción. Los actos tienen que ser verdaderos, únicos, por un deseo…”mi sueño es que con mi acto sonría y se sienta contenta en este momento, porque no puedo aspirar a mas, nadie puede hacerlo” con eso ya me sentiría satisfecho, con mi verdadero deseo, no espero que repercuta de alguna manera en mis circunstancias, y además, es posible que me equivoque y a lo mejor no logre lo que deseo para ella, pero yo sé que mi deseo era sincero y que mis actos solo pretendían cumplir un sueño verdadero sin esperar nada para mi ni para el futuro de esa persona…en definitiva, me producen paz y serenidad, me producen estar contento conmigo mismo, jamás frustración. Un sueño no tiene que ser una meta lejana, podemos cumplir sueños a diario y en un minuto. “Ahora mismo mi sueño es que sonría quien esta leyendo esto y que le haga pensar de alguna manera”.
Voy a intentar poner otro ejemplo para explicar este punto de vista de una manera mas clarividente: Cuando jugamos a algún juego o competición, si vamos con la tranquilidad de que nos da igual el resultado, es decir, no esperamos nada hagamos lo que hagamos, el resultado siempre es que acabamos pasándolo bien y disfrutando, dejándonos una sensación placentera. Pero en muchas ocasiones esos actos generan unas expectativas…es decir: “Si hago el ridículo hablaran de mi, se reirán a mis espaldas”… “Si gano, todos pensaran que soy el mejor y me admiraran” … etc…, estas esperando una consecuencia de un acto sin importancia, una expectativa que finalmente genera desconfianza, frustración, decepción…sea cual sea el resultado del juego.
Creo que no hay que confundir con CARPE DIEM todo esto que digo. Claro que hay que vivir el momento, sin duda, sin esperar nada de mañana…, pero hay que ser conscientes de que todo en esta vida son actos y consecuencias…y que todo lo que hacemos tiene consecuencias. El momento es único y jamás se volverá a repetir, pero ese momento único tiene repercusión en el siguiente momento único y así eternamente. No hay que vivir como si no hubiera mañana, hay que vivir el momento irrepetible sabiendo que mañana tendrás otro…pero sin esperar nada de ese otro momento. Un equilibrio entre pragmatismo y carpe diem… el eterno equilibrio.
Soñar a diario, cada minuto si fuera posible, hay todo tipo de sueños y no hay que tener miedo a ello, pero cuidado con las expectativas…de los sueños no hay que esperar nada, solo cumplirlos…SEGUIMOS SOÑANDO.
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